Decálogo

  1. El objetivo no es la seguridad sino la autonomía, que los niños y las niñas puedan disfrutar de la ciudad con naturalidad y libertad.
  2. Soltarles de la mano es una oportunidad para aprender. Subestimamos las capacidades que las niñas y los niños tienen. Si los vigilamos y protegemos constantemente, no podrán enseñarnos todo lo que saben ni desarrollar seguridad en sí mismos.
  3. La infancia es la ciudadanía del futuro, heredarán el mundo que les dejamos. Por eso es necesario que lo conozcan y lo estimen, para que sepan también cuidar de él.
  4. ¡También la ciudadanía del ahora! Porque niñas y niños no son personas esperando a hacerse adultas en un futuro, sino una parte fundamental de nuestra sociedad que necesita ser tenida en cuenta también en tiempo presente.
  5. Queremos recuperar la calle, que se pueda volver a jugar abajo de casa, que nuestras plazas se llenen de gente feliz y de vida, que al pasear miles de detalles nos recuerden que vivimos en un sitio especial, que podamos sentir alegría de vivir aquí.
  6. Mejor un banco que un bolardo. Para que las calles sean más humanas, debemos empezar a pensarlas desde las personas y no desde los coches. ¡Hay cosas mucho más importantes que aparcar!
  7. A pie mola más. Mil veces más que en coche o en moto, porque es más sano, no contamina, te ayuda a conocer mejor el lugar donde vives, puedes hacerlo en compañía de un montón de amigos y amigas, la vecina os saluda al pasar...
  8. Sacamos el cole a la calle. Invitamos a los colegios a tomar partido en lo que ocurre a su alrededor porque creemos en el importante papel que realizan. ¿No sería fantástica una ciudad organizada alrededor de los centros de enseñanza?
  9. Pas a Pas lo hacemos entre todas y todos. Y es que la tarea que nos proponemos debe afrontarse de forma abierta y comunitaria, porque es deber de toda la ciudadanía cuidar a nuestros pequeños mientras crecen.
  10. Una ciudad buena para la infancia es una ciudad buena para todas las personas. Particularmente para aquellas más vulnerables, como son la gente mayor, las mujeres, la juventud o las personas de origen extranjero. La infancia es un espacio de encuentro que puede ayudarnos a que nuestras ciudades sean más justas y diversas.